viernes, 1 de abril de 2016

Escritura a mano expande más zonas del cerebro que el uso de aparatos electrónicos

 Por Claudio Pereda Madrid 
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Tomado de Google imágenes. 
Un reciente estudio de la Universidad de Indiana de Estados Unidos destaca la importancia de la escritura tradicional: al hacer trazos secuenciales con la mano para formar letras, se activan regiones del cerebro asociadas al pensamiento, al lenguaje y a la memoria.
El análisis revela también que experiencias desarrolladas con preescolares, demuestran que mientras éstos observaron imágenes de letras hechas o dibujadas por sí mismos frente a otras que eran impresas, se activaron zonas asociadas a la lectura y a la escritura sólo al mirar las primeras.
En Francia, en tanto, otra investigación hecha por la Université Paul Sabatier descubre que niños sin saber leer logran reconocer letras de manera más eficiente si son trazadas por ellos mismos, en comparación a quienes las marcan en un teclado. Marieke Longcam, una de las investigadoras, explica en la prensa que "escribir a mano involucra señales de distintas fuentes como visión, comandos motores y kinestésicos, todo lo cual no ocurre al tipear".
La experta chilena Evelyn Aguilera, grafóloga y directora académica del Instituto de Técnicas Neuroescriturales, explica que la actividad morfocinética de la escritura (o de figuras complejas) es mucho más especializada que la que se ejecuta desarrollando otras tareas motrices, como el movimiento de dedos en los dispositivos móviles o electrónicos.
Dice que esta "especialización psicomotriz escritural" incluye a todas las áreas corticales del cerebro trabajando mancomunadamente, "motivo que le exige al escribiente, sacar un mejor rendimiento a su desempeño cognitivo. Así, los movimientos menos especializados no se equiparan en complejidad con la escritura, motivo por el cual no significan para el cerebro un desafío mayor". En las últimas dos décadas son variadas las investigaciones que,a través de imagenologías cerebrales, demuestran que la ejecución de la escritura promueve la activación de mayores zonas cerebrales en trabajo simultáneo, que el sólo hecho de mirar imágenes, tocarlas o imaginarlas.
Aguilera indica que las principales áreas de la conducta que se benefician o mejoran en el acto de la escritura a mano son la autorregulación, la autodisciplina, la voluntad y la perseverencia. "Se trata de cuatro pilares fundamentales para la formación de los niños", subraya.
Pero también indica que la escritura es un proceso que puede "reeducarse" o "mejorarse", especialmente a través de un programa de entrenamiento neuroescritural, cuyos beneficios son aún mayores en las cuatro áreas citadas del comportamiento. "La Programación Neuroescritural es un ejemplo de aquello que no sólo aplico a nivel clínico, sino en el contexto de colegios para cursos masivos", indica la experta.
La idea es reafirmada por el académico argentino Guillermo Jaim Etcheverry, científico y experto en educación, para quien si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de la actividad humana, "hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual y nos diferencia a unos de otros. Habría que educar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable", sostiene.
El también miembro de número de la Academia Nacional de Educación en Argentina destaca que "es ilógico suponer que la tendencia actual se revertirá, pero al menos los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa calidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas".

Con la aclaración venida desde el Olimpo de las políticas educacionales del mundo, la escritura a mano sigue respirando tranquila. Mientras Finlandia no la deseche, su consideración no cambia. Y si bien, como explica Aguilera, la letra cursiva es mejor ejercicio neuroescritural que la letra imprenta, ésta es -lejos- mejor alternativa que no escribir nada y reemplazar ese desarrollo neuronal "por el tipeo en computadores o dispositivos móviles, que -definitivamente- activa menos zonas cerebrales", precisa. 

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